Últimamente no hago más que ver contrastes sociales.

Esto es como cuando decides embarazarte y sólo ves mujeres embarazadas, o cuando quieres comprarte determinado modelo de coche y no haces más que verlo pasar…

Pues yo ¡sólo veo contrastes sociales!

Hoy en día, con las redes sociales, estos contrastes están al alcance de cualquiera.

Todo dependerá del perfil y las preferencias que uno tenga… quizá sólo aparezcan en tu pantalla gente guapa, vidas de color de rosa, situaciones idílicas, artículos de lujo y lugares paradisiacos.

Pero si tienes inquietudes sociales y ganas de cambiar el mundo, como es mi caso, entonces verás entremezcladas, como si fuera una trenza, imágenes agradables y naif con imágenes muchísimo menos amables, sin filtros, absolutamente reales y cercanas que muestran vulnerabilidad, situaciones de desigualdad social, injusticias y pobreza.

Nos han hecho creer (y nosotros hemos querido seguir creyendo) que hay que irse muy lejos para ver situaciones de contraste social, y aunque esto es así, muy cerca de nosotros también se dan este tipo de contrastes, desigualdades e injusticias sociales. Pero no tenemos hecho el ojo para verlo y detectarlo.

Despertar a este tipo de situaciones es muy sencillo, es abrir el corazón y la mente a la idea de que hay personas que están en nuestra misma realidad que viven una situación muy diferente a la nuestra. Estas personas son invisibles o quizá nosotros mismos las estemos haciendo invisibles porque estropean la versión naif que nos hemos hecho de la propia vida.

De un tiempo a esta parte no hago más que pensar, qué sentirán las personas que viven diariamente en esa realidad invisible para el resto. Que pasean por nuestras mismas calles pero que no tienen ni las mismas necesidades y oportunidades.

Con el acceso a la tecnología, conocer a las personas o colectivos que están en situación de vulnerabilidad social está al alcance de cualquiera y el saber esto debería conllevar la responsabilidad individual y social de tratar de cambiarlo. Porque de nada sirve la empatía si no hay acción

Debemos tomar el camino difícil de ver y contar historias que incluyan las realidades que conviven con las nuestras, tanto las feas como las bonitas, sin dejar de concentrarlos en que el cambio y la transformación es posible si actuamos.

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”

¿Te atreves a mirar de frente los contrastes sociales que hay a tu alrededor?
Te agradecería si me cuentas cuáles son los que tienes más cerca.